MACHUQ Y QAYLLEQ EN CABANA
LUCANAS –
AYACUCHO
Por Jorge León Quispe
Machuq y Qaylleq, llamados también
“pastores y huaylías”. Se trata de una costumbre ancestral de origen mestizo
asociada especialmente a las fiestas navideñas o nacimiento del Niño Jesús.
Esta festividad es propia de la sierra central y meridional del Perú (Cusco,
Apurímac y Ayacucho). En Ayacucho destaca en la provincia de Lucanas, en
especial en el actual Valle de Sondondo con los nombres de Machuq (pastores) y Qaylleq
(huaylías o cantoras) que acompañados de arpa y violín ejecutan el baile,
coreografía, pruebas de destreza y canto en diferentes secuencias o “tonadas”.
El grupo de Machuq es comandado por
un Caporal (generalmente el más
experimentado) y las Qaylleq por una Guiadora. Quienes ejecutaban eran
personajes experimentadas y muy conocidas por este arte no solo local también a
nivel provincial de Lucanas.
En Cabana, esta fiesta costumbrista
antiguamente duraba 4 días (Anticipa, Víspera, Día central y Despacho) entre 23
– 26 de diciembre y estaba a cargo de los Varayocc
en número de 6 grupos o “Atajos”, de
los cuales 4 competían en canto y danza en Atipanacuy
de navidad y 2 quedaban para el 1° de enero del año nuevo.
La vestimenta en cada caso es típico de la región,
destacando los famosos Zuecos (piezas
de madera amarrados con una soguilla de cuero al calzado de los Machuq) y las Sonajas metálicas en la mano derecha, ambos empleados para marcar
el ritmo de la danza. La vestimenta del Machuq
antiguo se complementaba de un chaleco y una camisa algo rudimentario, un
pantalón negro o blanco de bayeta sujetadas por una faja ancha, un faldón o Wali pero abierta, una bufanda en el
cuello y un gorro en la cabeza adaptada para insertar una de las alas disecadas
del cóndor. Finalmente la infaltable Rucata
(especie de bastón) que portaba el Machoq en
la mano izquierda en todo momento.
Pastores y Huaylías con su vestimenta típica de la década del 80
En el caso de la vestimenta de la Qaylleq
antigua siempre fue multicolor, llevaban una falda o Centro plisada, una blusa típica con sus adornos en el pecho, una Reboza o Llicllita corta en la espalda, un pañuelón que cubría la cabeza,
zapatos ligeros de cuero (hoy en día utilizan medias generalmente blancas y
zapatillas), un sombrero típico del lugar y un pañuelo en la mano. En la otra
mano lleva la Azucena una especie de
cabezuela de flores de diferentes diseños sujetadas por un palo de madera
forrados con papel platino. Uno de los pasajes más significativos y de
contrapunto es el “Waylla Apaycuy” en
la puerta de la iglesia y en la plaza en señal de nacimiento del Niño Jesús.
Una de las secuencias más reñidas en el contrapunto es el “Cóndor Cucuy”.
El baile se complementaba el 1° de enero
como una forma de recordar la fiesta del Niño Jesús o “Bajada de Reyes”. La
gastronomía no deja de ser ajena a esta festividad, es propicia para compartir
los famosos ponches de diferentes sabores, los Buñuelos, Tantahuahuas,
los Bollos, etc.
Esta fiesta costumbrista se mantiene actualmente
como parte de la cultura viva de Cabana, sin embargo ha sufrido modificaciones
en la vestimenta, secuencias del baile y sobre todo hoy en día son ejecutados
por personas muy jóvenes.
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